¿Cómo deberíamos tratar a los inmigrantes?

27 de septiembre de 2019

“Cuando un extranjero resida con vosotros en vuestra tierra, no lo maltrataréis. El extranjero que resida con vosotros os será como uno nacido entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto; yo soy el Señor vuestro Dios”.-Levítico 19:33-34

Los Estados Unidos es una nación de inmigrantes y lo ha sido desde su comienzo. Al principio, los colonos fueron predominantemente británicos y, por lo tanto, el idioma inglés se convirtió fundacional para nuestra cultura. Pero a medida que [la población en] los Estados Unidos continuó creciendo, inmigrantes de diferentes naciones vinieron de todas partes de Europa.  Para mediado del siglo XIX, alrededor del tiempo de la Guerra Civil cuando Lincoln estaba dirigiendo la nación en la construcción del Ferrocarril Transcontinental, muchas personas procedentes de Asia comenzaron a inmigrar a los Estados Unidos—en gran parte chinos para trabajar en la construcción del Transcontinental. Los hispanos siempre han sido una parte del proceso inmigratorio de aquí y, por supuesto, sabemos que inmigrantes vienen de todas las partes del mundo con la esperanza de encontrar el ilusorio “sueño americano”.

Hay muchas batallas políticas que se pelean sobre el tema inmigratorio y, hay que admitir, que el crecimiento enorme de inmigrantes ilegales se ha convertido en un desafío más para los Estados Unidos. Nuestros líderes gubernamentales estadounidenses necesitan, con urgencia, hacer una reforma inmigratoria. Dios nos dice que cuando un extranjero (inmigrante) esté viviendo en nuestra tierra, no debemos maltratarle. De hecho, Él continúa diciendo que debemos amarle como a nosotros mismos. Las leyes de la nación serán ejecutadas por aquellas personas que están en posiciones de autoridad para hacerlo. Nuestra función es de simplemente amarle y tratarle justamente.

Para la iglesia: Dios ha traído el campo misionero a nuestras comunidades y tenemos las Buenas Nuevas para compartir con cada y todos los inmigrantes. Dios les ama de la misma manera que nos ama a nosotros. Él envió a Su hijo a morir por sus pecados así como lo hizo por nosotros. Él les ofrece salvación y vida eterna así como a nosotros. No importa cuál sea tu lado político, si tú eres cristiano (sobre todo) tenemos que compartir las Buenas Nuevas de Jesucristo y Su amor para todos los inmigrantes, ya sean legales o ilegales. Después de todo, Jesús fue un inmigrante en Egipto y estoy seguro que él y sus padres les agradecieron a los egipcios que se preocuparon por ellos.