Es tu Decisión

8 de agosto de 2018

“Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas”. – Mateo 6:24.

Hay bastantes grandes decisiones en la vida. Una decisión que muchos han confrontado (o que van a confrontar) es de sí o no ir a la universidad. Y si uno elige ir, entonces ¿dónde? Pues ciertamente donde uno vaya va a trazar nuestro futuro. Otra gran decisión es la de casarse—si te vas a casar, ¿con quién? Pues la persona con la que te cases va a influenciar grandemente el resto de tu vida. Y luego está la decisión de tu carrera–¿En dónde escogerás enfocar tus intereses, talentos y habilidades? Esas y muchas otras más son decisiones que estarás enfrentando en tu vida.

Pero Jesús nos dice que nuestra mayor decisión es entre Dios y el dinero. ¿Qué? Eso pudiera sorprenderte porque tú podrías pensar que hay decisiones mayores que el dinero. Sin embargo, Jesús sabe que para la mayoría de nosotros, la lucha más grande en lo que trata con tener a Cristo como Señor es donde poner nuestra confianza en escoger entre Dios y el dinero. Eso es lo que Jesús quiere decir cuando Él dice: “nadie puede servir a dos señores”.

Ahora bien, cuando Jesús hizo esa declaración, también nos estaba diciendo que todos tenemos un señor o amo. Entiendo que muchas personas se encuentran esta declaración un poco horrible y podrían responder diciendo: “yo no tengo ninguna persona o cosa como mi señor o amo. Yo soy el capitán de mi alma”. Bueno, siento arruinarte la fiesta, pero Jesús nos dice que todos tenemos un señor.

Entonces, ¿Quién o qué cosa es nuestro “señor”? Nuestro señor es lo que domina nuestro pensamiento. Nuestro señor es cualquier cosa que tome la prioridad en nuestra vida. Nuestro señor es donde ponemos nuestra confianza, donde acudimos para tener nuestra máxima seguridad. Ahora, a veces nuestro amo o señor puede ser algo que se considere ser “bueno”, como nuestra familia, nuestra esposa, nuestros hijos, o nuestro empleo. Hasta pudiera ser la iglesia o el servicio comunitario. El hecho es que si alguna de esas cosas se convierte en la prioridad de nuestras vidas, no sólo se convierte en nuestro señor, sino que es una idolatría y quebranta el primer y segundo mandamiento de poner algo—cualquier—ante que el Señor.

Entre todos esos potenciales amos o señores, Jesús nos dice que la decisión más común de ‘señor’ de nuestra vida es la decisión entre el dinero o Dios. Por lo tanto, ¿Cuál es la decisión para ti? ¿En dónde depositas tu confianza? ¿A dónde acudes para encontrar seguridad?  El dinero te va a defraudar y te va a dejar vacío. Dios nos va a dar significado y realización.