Lidiando con tus enemigos

4 de agosto de 2018

“Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos”. – Mateo 5:43-45.

 

¿Qué es un enemigo? Un enemigo a una persona que esté en contra de ti. Es decir, una persona que no está a tu favor. Puede que esa persona sea un miembro de familia, un compañero de escuela, un vecino o, incluso, un hermano creyente. Todos tenemos enemigos y Jesús nos llama a que les amemos. ¿Cómo puede hacerse eso posible?

Pues bien, mantente leyendo porque la respuesta se encuentra inmediatamente después que Jesús nos llama a amar a nuestros enemigos. Él dice, “oren por quienes los persiguen”. Cuando oramos por nuestros enemigos, pero estamos determinados a odiarlos o determinados a permanecer enojados con ellos, es posible pero se hace muy difícil que los odiemos y que permanezcamos enojados. Pues, cuando comenzamos a orar por ellos, Dios tiene una forma de suavizar nuestros corazones y comenzamos a ver a esas personas de la manera que Dios las ve. Dios hace una obra en nuestras vidas y comienza a cambiar nuestros corazones cuando oramos por ellos. Eso es lo que Jesús hizo por nosotros cuando éramos Sus enemigos. Él oró por nosotros en la cruz mientras pagaba la paga por nuestros pecados: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Aceptar el perdón de Jesús nos transforma de una manera que podemos perdonar a otros, quienes son nuestros enemigos.

¿Significa eso que me van a agradar mis enemigos? En la mayoría de los casos, no vas a poder cambiar la manera que te sientes sobre cómo te tratan tus enemigos. Pero eso sí significa que Dios puede darnos el poder sobrenatural para amar a nuestros enemigos y tratarlos con amor, independientemente de cómo ellos nos tratan.

Sigamos el ejemplo de Jesús por fe. Cuando le damos el control a Dios en esa área, nuestros enemigos ya no tienen control sobre nosotros.