Podando

24 de abril de 2016

Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía. –  Juan 15:2

¿Eres jardinero? ¿Te gusta ver crecer las plantas? Si la respuesta a ambas preguntas es “sí”, entonces tú entiendes el principio o la importancia de que una planta tiene que ser podada para que pueda dar sus frutos a tiempo. Se le debe cortar las ramas muertas y las partes no saludables.

Podar es una realidad de la jardinería, pero también es una parte real de la vida humana. Debido a que Dios nos ama, a veces Él escoge podar nuestras vidas. Eso pudiera venir a través de la perdida de un trabajo o de un ser querido, o de un cambio de algo que es cómodo para nosotros. Eso pudiera suceder de muchas maneras cuando enfrentamos adversidades.

¿Qué se lograr cuando se poda? En lo referente a las plantas, ellas se hacen más saludables y crecen con más vigor siendo más fructíferas. Para nosotros, podar produce la capacidad de depender mucho más [completamente] en Dios, nuestra fuente de vida y también produce la habilidad de vivir una vida más disciplinada y espiritualmente segura.

Ser podado es algo doloroso, pero nos permite vivir una vida más fructífera. Y con Dios, ser podado nos da esperanza.