Algo que no Merecemos

7 de junio de 2016

 “Que la gracia del Señor Jesús sea con ustedes”. 1 Corintios 15:23

Por lo regular, el apóstol Pablo terminaba sus cartas diciendo, “Que la gracia del Señor sea con ustedes”. Es interesante que Pablo utilizara esa frase en particular, ya que él había sido el candidato más improbable para aceptar la gracia de Dios. Pablo dedicó su “primera” carrera a aterrorizar a los cristianos del primer siglo. Él literalmente perseguía la iglesia y mataba a los cristianos. Esa fue su primera misión. Pero Cristo se le apareció, le salvó y le perdonó. Y Pablo, quizás más que nadie que haya vivido, se centralizó en la gracia de Cristo porque sabía que no merecía ser escogido para ser hijo de Dios. ¿Sabes qué? ¡Ninguno de nosotros lo merecemos! Ninguno de nosotros merecemos que el Dios del universo haya ido a una cruz y pagar el horrible castigo por nosotros para que podamos ser perdonados y tener vida eterna.

La manera que Pablo terminaba sus cartas nos recuerda que una iglesia floreciente se va a centralizar en la gracia de Dios que se encuentra en lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz. Una iglesia saludable enfatizará la gracia de Dios, recordándose del precio que Jesús pagó para darnos algo que ninguna persona merece—el perdón, la salvación y la vida eterna. Y recordemos que cuando Pablo habla sobre una “iglesia”, él no se refiere a un edificio, pues la iglesia no es un edificio. La iglesia está compuesta por TODOS los hijos e hijas del Señor resucitado.