INTEGRIDAD EN LAS EMPRESAS

27 de mayo de 2023

«Quien se conduce con integridad, anda seguro; quien anda en malos pasos será descubierto». – Proverbios 10:9 

Enron fue una vez la niña mimada de Wall Street. A principios del 2000, era la séptima compañía más grande de Fortune 500 y la sexta compañía de energía más grande en el mundo. Y entonces, en poco más de dieciocho meses, Enron estaba en quiebra. Ha sido tal vez la caída más rápida de la historia corporativa.

¿Cuál fue el problema en Enron? La compañía, junto con el apoyo de sus contadores de Arthur Anderson (otro gigante corporativo que también colapsó en la debacle), reportaría ganancias de la compra de una compañía pero no debían ser ganancias reales sino especulativas o anticipadas. Con el tiempo, la gente empezó a hacer preguntas difíciles y ellos fueron denunciados por guardar registros falsos. La verdad fue descubierta y todo se desmoronó. En el camino, cientos de miles de personas inocentes se derrumbaron con ellos. La avaricia y el engaño del los líderes los llevó a su auto destrucción.

La debacle de Enron nos recuerda de cuán importante es el carácter, especialmente en los superiores. El mundo anhela líderes de integridad, hombres y mujeres piadosos que sean confiables, hagan lo que dicen, guarden su palabra y sean responsables. ¿Qué pasa cuando al liderazgo le falta este carácter básico? Proverbios 10:9 responde claramente: Quien se conduce con integridad, anda seguro; quien anda en malos pasos será descubierto”. Los cientos de miles de empleados y accionistas de Enron y de Arthur Anderson pueden atestiguar esto.