OlVIDAMOS DEMASIADO RAPIDO

24 de mayo de 2020

«Comenzaron a discutir entre ellos el hecho de que no tenían pan» – Marcos 8:16-17

Imagínate esto, un grupo de amigos acababan de dejar una gran multitud de personas, 4000 para ser exactos, y zarpaban hacia el Mar de Galilea cuando se dieron cuenta de que no tenían pan. Esto no fue un asunto menor, ya que el viaje podía ser largo y potencialmente difícil. Pero la historia no termina aquí.

En la gran reunion de personas en la que justo habian dejado, Jesús estaba enseñando y predicando a la multitud cuando esas 4000 personas tuvieron hambre. Entonces, Jesús tomó 7 panes y unos pocos peces que estaban disponibles y los multiplicó de tal manera que todos los que estaban en la colina fueron alimentados. Había incluso 7 cestas llenas de restos! Fue un milagro increíble. Mucho mas que la duplicación de alimentos de los 5000 hombres y sus familias.

Ahora, este grupo de hombres, en su apuro por salir, se había olvidado de traer cualquier provisión para el viaje. La ironía de esta escena es que Jesús, que había alimentado milagrosamente a una multitud de 4000 personas sólo unos minutos antes, está sentado en esa misma barca escuchando estas preocupaciones. Tuvo que estar moviendo la cabeza con incredulidad. De hecho, Jesús responde a estos amigos íntimos, sus discípulos: «¿No veis o no entendéis todavía? ¿Tienen el corazón endurecido?»

Tú y yo podemos ser muy parecidos a estos discípulos en ese barco. ¿Cuántas veces hemos experimentado alguna circunstancia milagrosa, ya sea que le demos crédito a Jesús o no, sólo para dar la vuelta y quejarnos de alguna otra área de nuestras vidas? Olvidamos rápidamente las bendiciones que hemos experimentado y permitimos que la duda y el miedo dominen nuestra situación actual, en lugar de descansar en el hecho de que Jesús está ahí mismo en la barca de la vida con nosotros. Jesús ya ha demostrado que es digno de confianza, que se encuentra cuando lo buscamos de verdad, y que nunca nos abandona ni nos abandonara. Jesús es el Pan de Vida, completamente satisfactorio y suficiente. Si tan sólo pudiéramos descansar y confiar en ello!

Si estás luchando para confiar en Jesús, ¡quiero animarte creyendo que Jesús es quien dice ser! Pero Él no nos obliga a confiar en Él. Él permite que esa decisión sea un acto deliberado de nuestra propia voluntad. ¿Quitarás tus ojos del problema en tu vida y mirarás a Jesús? Miralo a Él. Conócele. Suaviza tu corazón ante Su presencia, porque Él está ahí contigo en la barca.