Sométete a Dios

25 de septiembre de 2016

 “Así que sométanse a Dios”.  – Santiago 4:7

El punto de comienzo clave para aprender a cómo vencer la tentación (a pecar) es de someter tu vida a Dios por medio de la persona de Jesucristo. Ahora bien, entiendo que muchas personas aún no han tomado esa decisión, así que déjame explicar cómo se puede hacer.

Tomas esa decisión cuando llegas a creer intelectualmente lo que la Biblia dice acerca de Jesús: de que Él es el Hijo de Dios; de que Él murió en la cruz por tus pecados; de que se levantó de entre los muertos. Cuando llegas a creer esas cosas y llega a creer que Él es la fuente de la salvación, entonces estás tomando el primer paso, pero aún no eres cristiano.

Te conviertes en cristiano cuando confías en Cristo lo suficiente para someterte a Él. Te haces súbdito de Él. La expresión “súbdito de” es un término militar. Una persona en la milicia es un súbdito del comandante. Cuando llegamos a confiar en Cristo, estamos diciendo, “Mira, yo ya no voy a vivir para mí mismo o para agradar a otras personas. Voy a vivir para agradar a Jesús, para seguirle. Me voy a someter a la autoridad de Jesús”.

Y esto significa que nos sometemos a la autoridad de Cristo en todas las áreas de nuestra vida. No tenemos ningún “departamento” secreto que le escondemos a Dios. Cada parte de nuestra vida está sometida a Él. Y aquí está la muy buena noticia. Cuando te sometes a Dios por medio de la persona de Cristo, Cristo te da el don llamado el “Espíritu Santo”, la tercera persona de la trinidad quien viene y mora en ti. Entonces, el Espíritu Santo te da el deseo interno de obedecer a Dios. Y ese deseo interno siempre va a ser más fuerte que el deseo interno codiciar y pecar.

Pero tú dices, “Bueno, todavía cometo pecado a pesar de haber tomado esa decisión”. ¡Absolutamente! Todos vamos a fallar. Todos quedamos cortos, pero no te engañes. El Espíritu de Dios, el Espíritu que mora en de ti por medio de Jesucristo, es más fuerte que el que está en el mundo. Él es más fuerte que cualquier tentación que vayas a enfrentar en este mundo. Recuerda: Jesús dijo, “Yo he vencido el mundo”. Cuenta con eso. Dependa de eso. Deja que Él viva a través de ti.